martes, 15 de junio de 2010

Bangkok

¿Hace falta que os repita que me gusta organizar bien los viajes? Me suelo hacer unos apuntes con los lugares y posibles actividades de interés. No es que luego lo siga religiosamente, más bien todo lo contrario: me gusta saber por dónde me muevo, ya que a posteriori y ya inmerso en pleno viaje prefiero improvisar. Siento cierto gozo al leer sobre la historia del lugar, sus orígenes y evolución, de ahí que luego me guste perderme por las calles de donde transite.

Cuando andaba buscando información acerca de Bangkok me llamó mucho la atención un detalle: Bangkok significa "aldea de la ciruela silvestre", si bien en tailandés es conocida como Krung Thep Mahanakhon "la ciudad de los ángeles".

El viaje ha sido espléndido, con muy buenas temperaturas y un ambiente no muy húmedo. Había leído tanto sobre los monzones que andaba con algo de miedo, y aunque me pillaron un par de buenos chaparrones, no me puedo quejar. Dicen que noviembre y abril son los meses idóneos para venir, pero os aseguro que en mayo he estado de lujo. Eso sí, también he visto alguna tormenta eléctrica ciertamente espectacular.

Como os podéis imaginar me he subido al metro aéreo o skytrain y puse a prueba mi orientación: una vez más me perdí por lo que anduve parte de la primera tarde resituandome. No tengo excusa, aunque sí que es cierto que estaba muy cansado del viaje. Y cómo no, ¡me subí en un tuk tuk! Son unos triclos típicos y ciertamente incómodos pero que... la verdad, ¡es toda una atracción turística! A mi me hizo mucha ilusión subirme a uno, aunque entiendo que hay quien prefiere los familiares taxis con sus taxímetros... Y recalco lo del taxímetro porque cuando llega el momento de pagar, hay que andarse un poco al lío. También subrayo la idea de que tiene su encanto para trayectos cortos :-)

Los días posteriores coincidí con una pareja de franceses en el hotel y con ellos recorrí parte de la ciudad, por lo que las veces que nos perdimos fue más gratificante. Primero porque ya no me sentí tan tonto ya que perderte solo siempre da más "cosica", y segundo porque en lugares desconocidos pero sobretodo "desordenados" reconforta ir con alguien. Con esto quiero decir que puede resultar una lugar un poco caótico, ya que posee una distribución un poco... ¿cómo lo diría?... ¿"estresante"?... Pero lo bueno de perdernos en un par de ocasiones fueron los rincones que de otra manera no habríamos visto, pequeños lugares con un encanto especial.

Decenas de templos vistos y noches entre risas en Khaosan Road. Fue un viaje inolvidable y un lugar al que espero algún día volver.

No hay comentarios:

Publicar un comentario