lunes, 11 de mayo de 2009




En una de las múltiples revistas de divulgación que suelo comprar, venía un reportaje sobre los entrenamientos de los astronautas. Y claro, en mi afán por llegar al planeta rojo, se me ocurrió que mi tripa quizá fuera un impedimento, ¿podría embutirme en un traje espacial?, me preguntaba. ¿Serán talla única?...

Pues bien, así es como nació mi afición por el submarinismo. En parte, porque se trata de un ejercicio fundamental para todo astronauta, y cómo no, por ponerme en forma =)